Recomendaciones

La contaminación lumínica es un problema creciente, que avanza conforme se expanden las ciudades y actividades asociadas al desarrollo de una sociedad. Ello, sumado al desconocimiento general existente en este tema, así como a prejuicios respecto al uso de la luz, han potenciado este problema y, por ende, sus impactos.

La buena noticia es que la contaminación lumínica puede evitarse, mediante el buen uso de la luz artificial y todos podemos contribuir.

A continuación, algunas recomendaciones generales para tener en consideración en cualquier proyecto de iluminación, ya sea en el hogar, en una actividad recreacional, empresarial o en el alumbrado público.

  • Preguntarse y reflexionar respecto a la necesidad de iluminar el espacio u objeto definido.
  • Usar la iluminación artificial, tanto interior como exterior, de manera coherente con el objetivo de iluminación.
  • Diseñar o planificar previamente el espacio a iluminar.
  • Elegir el tipo de lámpara o luminaria más adecuada a los objetivos de iluminación, tanto en términos de temperatura, de rendimiento del color,  como de eficacia.
  • Para un espacio exterior, elegir la luz menos dañina para el medio ambiente, menos proporción de azul.
  • Para un espacio interior, elegir la luz más adecuada a las necesidades o actividades que allí se realizan, procurando evitar la luz azul en espacios destinados a dormir o al descanso.
  • Definir o pedir asesoría respecto a la cantidad de luminarias necesarias.
  • Instalar las luminarias de acuerdo a los objetivos de iluminación requeridos, es decir, que iluminen efectivamente lo que se requiere y así evitar que la luz se transforme en un problema de contaminación.
  • En el caso de iluminación de exteriores, pensar en mecanismos o modos que permitan dejar de iluminar cuando no es necesario o disminuir la luz.
  • Promover el cuidado de los cielos oscuros como una variable ambiental que favorece la calidad de vida de la comunidad y permite proteger y conservar la biodiversidad.

Luz cálida (inferior a 3.300K)

Es recomendada para iniciar el despertar, para relajarse antes de ir a dormir, para crear ambientes más acogedores o donde se busca dar la sensación de privacidad, de intimidad, de cuidado.

Luz neutra (entre 3.300K y 5.300K)

Es recomendada para actividades que requieren estar atentos, activos, despiertos. Permite generar espacios donde importa un ambiente claro,  iluminado,  funcional,  donde no existan dificultades para ver, tal como sería la luz del día, que invite a la acción.

Luz fría (superior a 5.300K)

Puede ser utilizada para actividades que requieren mucha concentración . Permite generar espacios  donde se resalten los blancos o negros. Es recomendable para utilizar en actividades académicas o en hospitales. Dado que afecta la producción de melatonina en los seres humanos, sustancia necesaria para generar el descanso del sueño, no se recomienda su uso antes de dormir.  Este tipo de luz también afecta negativamente a la biodiversidad, en especial a las especies nocturnas. Asimismo, es una luz que se dispersa  más fácilmente, por lo cual debe ser usada en baja proporción en el alumbrado de exteriores.